Plan 9 del espacio exterior: 5 curiosidades de la peor película de terror jamás hecha y una de las mejores
Bajo la sombra de admiración a Orson Welles, nacería la peculiar figura de Ed Wood, cineasta soñador que, en su afán de realizar su propio Ciudadano Kane, crearía su obra, hoy considerada de culto: Plan 9 del espacio exterior, película de terror de bajo presupuesto que logra asustar por la cantidad de errores presentados en pantalla, pero termina divirtiendo por el mismo motivo. Es tan mala, que es buena.El filme
nos presenta a unos alienígenas que quieren invadir la tierra llevando a cabo
su Plan 9, el cual consiste en revivir a los muertos. El objetivo de la
invasión es acabar con la mayor amenaza del universo: los seres humanos. Seres egocéntricos
que desarrollarán una tecnología militar que provocará la extinción de todo ser
vivo en la galaxia.
Si bien el
mensaje sigue bastante vigente hasta el día de hoy, la ejecución de la película
no permite tomarse en serio lo propuesto por el director.
Hoy en día
esta película es considerada una obra de culto y querida por quienes han
logrado encontrar belleza entre sus malas actuaciones, fallas técnicas y
escenas innecesarias. Motivo más que suficiente para mencionar cinco curiosidades
sobre este filme.
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Número uno: Plan nueve del espacio exterior no es el título original.
Esa no fue el
único pedido realizado por la iglesia, los productores de la película. Antes de
iniciar las grabaciones, pusieron como condición que todas las personas
pertenecientes al proyecto debían ser bautizadas. Tanto el director como el
resto de participes, accedieron a dicho pedido. También debe mencionarse que
algunos miembros de la iglesia participaron como actores en la película, este
como parte de otro de sus pedidos.
Número dos: Fue filmada entre cuatro y seis días.
Número tres: Las naves espaciales eran juguetes
Estos platillos
voladores en realidad formaban parte del kit de juguetes de la empresa Paul
Lindberg, quienes lo produjeron y distribuyeron el año 1956, mismo año que se
filmaba la película. Estos se muestran en pantalla flotando por unos evidentes
hilos que Wood no supo ocultar muy bien.
Número cuatro: la última película de Bela Lugosi
En sus
últimos años de carrera, Bela Lugosi era un actor en decadencia, o mejor dicho,
uno fracasado. Alejado totalmente de la fama que alguna vez tuvo, se volvió adicto
a la morfina. Fue en esa última etapa de su vida que conocería al joven
director, y admirador de su trabajo, Ed Wood, con quien desarrollaría una
amistad.
Wood le dio
la oportunidad a Lugosi de aparecer nuevamente en la pantalla grande, introduciendo
al actor en sus películas, aunque no de manera coherente, haciendo de sus
apariciones escenas innecesarias.
En el año 1956, Bela Lugosi falleció tras sufrir un infarto, dejando incompleto la película que filmaba junto a Wood ese año. Ed, como homenaje a su amigo, decidió introducir las escenas que grabó con él a la película de Plan 9 del espacio exterior, y promocionarla como la última película de su amigo e ídolo. Motivo por el cual el personaje de Lugosi es interpretado por otro actor (acto muy notorio en la película) en algunas escenas, donde se trata de dar coherencia a su participación, pero fracasa rotundamente.
Número cinco: Fue un fracaso en taquilla
En los años
ochenta, el libro “The Golden Turkey Awards” la nombraría como la peor película
jamás hecha, hecho que le liberaría al filme de la invisibilidad. Tiempo
después, este sería considerado una película de culto, tal y como lo hubiera
querido su director, que no logró ver la fama y reconocimiento que se le daría.
La vida de
Ed Wood es igual de estrafalaria que su filmografía. Después del gran fracaso
de Plan 9 del espacio exterior, se volvió alcohólico, empezó a consumir drogas y
empezaría a trabajar en la industria de las películas para adultos. Del soñador
Wood solo quedaba sueños incumplidos. Su vida acabaría en una habitación
solitaria, debido a un ataque al corazón.
A pesar de ello, me gustaría quedarme con la imagen del Ed Wood soñador. Creer que en ocasiones el anhelo de los buenos tipos aún tienen esperanzas de concretarse, aunque no logren verlo en vida.