SPEAK NO EVIL: LA PELÍCULA QUE ESCANDALIZÓ EL FESTIVAL DE SUNDANCE 2022
Cuando David Cronenberg anunció su regreso al body horror, con su cinta 'Crímenes del futuro' (2022), lo hizo con el objetivo de causar repulsión en el público, de ser tan transgresor como el joven Cronenberg de 'Crash' (1996); objetivo que no logró: solo un par de butacas vacías en Cannes y un recibimiento frívolo por parte de la crítica. Anécdota necesaria para comentar la cinta de hoy: 'Speak No Evil' (2022), estrenada el mismo año y que logró ser de las más comentadas en Sundance, avivando una polémica a su alrededor. Una pareja holandesa, conformada por Bjørn y Louise, reciben una invitación inesperada para visitar a los holandeses Patrick y Karin; la visita, en el transcurso de esta, se va volviendo incómoda para los invitados, quiénes se sentirán obligados a ser tolerantes sin un aparente límite; de este modo, inicia una de las cintas de terror más controversiales del 2022.
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La diferencia antes hecha tiene su importancia en que ambos directores, tanto Cronenberg como Tafdrup, tuvieron el mismo objetivo: hacer una cinta de horror transgresora. La diferencia, es que mientras Cronenberg creía lograrlo con la muerte de un niño en los primeros cinco minutos; Tafdrup lo buscó mediante la tortura de una niña, en una atmósfera incómoda que fue construyendo lentamente, mediante una crítica social con doble lecturas, el cual acarreó en otra polémica.
Tafdrup, en este sentido, parece tener una mejor lectura (si se le puede llamar así) al público moderno, quienes ya no se espantan por la violencia sin más; en la sociedad actual, parece más ofensivo el ataque a las ideas o colectivos (en la ficción), que a las personas.
La sátira del director danés radica sobre una revisión del contrato social. La cinta nos muestra a la pareja de esposos Bjørn (Morten Burian) y Louise (Sidsel Siem Koch), pareja holandesa de complaciencia burguesa que son invitados a visitar la casa de Patrick (Fedja van Huêt) y Karin (Karina Smulders), pareja a la que apenas conocen. Ambas familias tienen hijos de edades similares, Agnes (Liva Forsberg), hija de nuestros protagonistas, y Abel (Marius Damslev), hijo de los anfitriones. Es en las interacciones de ambas familias, que el director intentará provocar mediante una sátira que termina por incomodar al espectador. La pareja anfitriona realizará todo tipo de actos que tendrán como único fin incomodar a sus invitados, quienes parecen ser tolerantes y cordiales. Por temor de 'dañar' a quienes les abrieron las puertas de su hogar, evitan mostrar algún tipo de molestia. Pese a que la familia tuvo algunos intentos por escapar del lugar, hasta en dos ocasiones, terminan regresando a las manos de quienes se convierten en sus torturadores.
La cinta puede verse como una comedia negra, bastante incómoda, que va hilando un ambiente de horror lentamente. En su tercer acto, y es lo que provocó uno de los debates, hacen un uso crudo de la violencia, con una mutilación que en principio, dado el ambiente de la cinta, es inesperada y hasta parece gratuita, pese a que el guion dio vagas pistas de lo que ocurriría. El desagrado, el horror, es que el director en ningún momento da un escape ficticio de la escena. No es un fantasma ni un monstruo que solo existe en pantalla, cuya forma o figura termina siendo insostenible en el mundo real; los villanos son dos secuestradores mostrados de modo tan humano, tan real, que uno logra empatizar con ellos, para bien o para mal. Si bien la película tiene algunos conveniencias de guion, y la actitud de los protagonistas llevan su tolerancia hasta extremos irreales, este se logra desarrollar de modo tal que es difícil señalar el límite que se aceptable; pero esto no lo exime de algunas incoherencias notables en el tercer acto.
Ante la escena, también se formó otra discusión, esta vez, en base a una segunda lectura que se le dio a la cinta, la que fue acusada de ser 'all right', por contener un discurso 'antiprogre' y hasta xenófoba. Esta discusión se argumenta a las características de la familia protagonista; son una familia burguesa, la esposa es vegetariana (pero come pescado, algo que la película utiliza para una escena), tratan de ser comprensivos hasta el extremo con las diferencias culturales, hasta el punto que suelen ser manipulados con el discurso 'esta es mi forma de criar y comportarme, no me juzgues por ser diferente'. Esto, sumado a que los antagonistas son desempleados y quien mutila a la infante es un extranjero. La idea de esta doble lectura e intención del director puede ser alentada por las políticas antinmigración que fueron discutidas en Dinamarca, país que solía abrazar a una cantidad de migrantes.
Esta última interpretación de la cinta solo la abarcamos para explicar una de las polémicas de la cinta, la cual se desarrolla en base a una supuesta idea política del director, y que esta, al ser reprochable, logró generar rechazo entre el público; la escena de violencia gratuita, por su parte, género el mismo efecto, pero no por la violencia en sí, sino por cómo se desarrolló, en una atmósfera inesperada: cruda y sin aviso, te muestran entre un grito infantil y la impotencia de los padres, cómo la lengua es mutilada entre un mar de sangre, para finalizar la cinta con la frase 'lo hicimos porque tú nos lo permitiste'.
El director Christian Tafdrup desde un inicio quiso provocar a la audiencia, generar discusión en base a polémica. Puede juzgarse los métodos, pero es indudable que lo logró; supo cómo generar molestia en un público actual que no se escandaliza con las mutilaciones y muerte infantil de 'Crímenes del futuro', pero sí por un beso de animación entre dos hombres del mismo sexo.