Crímenes del futuro (2022): crítica a la nueva película de Cronenberg
El regreso
de David Cronenberg a los cines pronosticaba una cinta llena de carnicería humana,
body horror en su estado más puro y crudo que, a palabras del autor, causaría mínimamente
un desmayo por cada proyección. Tal afirmación (ahora se sabe) no era más que
parte del marketing. Crímenes del futuro no es ni la más sangrienta, ni la
mejor lograda del repertorio del director de “La mosca”. No hubo desmayos en
las salas de cine, pero sí varias decepciones.
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Sinopsis de “Crímenes del futuro”
La película
inicia con un niño comiendo plástico. La madre lo mira con horror y repulsión,
para luego asesinarlo. De este modo la cinta nos presenta un mundo distopico,
donde la ciudad parece estar en ruinas, en decadencia, al igual que la humanidad.
En este nuevo futuro con aires desesperanzadores, las personas ya no sienten dolor.
Las cirugías dejaron de ser una profesión realizada por especialistas, para pasar
a ser realizada por cualquier persona. Los cortes, las mutilaciones, las operaciones,
se vuelven en el nuevo “sexo”, una búsqueda del dolor que termina causando
placer.
Nuestro
protagonista, Saul Tenser, interpretado por Viggo Mortensen, tiene una
peculiaridad en su cuerpo: le crece un órgano nuevo en su interior. Sin
embargo, Tenser se extrae ese órgano en su performance artístico, el cual realiza
junto a Caprice, interpretada por Léa Seydoux.
Tenser atraerá la atención de Timlin, interpretada por Kristen Stewart, quien trabaja en un departamento que se encarga de detectar y clasificar nuevos órganos. Pero ella no será la única que se interese en Tenser, sino que también un grupo de rebeldes, liderado por Lang Dotrice (Scott Speedman), quienes ven en el protagonista, al posible futuro de la especie humana, el siguiente paso de la evolución.
La cinta
intentará responder dichas incógnitas, revelar qué hay detrás del órgano nuevo de
Tenser, y si este es realmente la esperanza de los rebeldes.
Crítica a la nueva película de Cronenberg
Escenarios lúgubres
y oxidados nos muestran la decadencia en la que parece sumergirse el mundo. Las
oficinas gubernamentales, con tintes orwelianos, se presentan como lugares casi
olvidados, con carencia notable y sin la imponencia de una institucionalidad. Los
colores pálidos y las ruinas no son solo de las paredes, de la ciudad; sino,
también, de las personas. La humanidad está en decadencia. Sin poder sentir
dolor alguno, se han hundido en lo profundo de la perversión: cortes y
desmembraciones, en busca de algo, de un poco de placer.
La nueva cinta
de Cronenberg es ambiciosa al tratar de abarcar muchos conceptos interesantes y
temas que no logran hilarse con mucha astucia. El mundo que se nos muestra tiene
performance donde la extracción de órganos es un arte, donde las laceraciones y
desmembramientos, como muestra de la libertad corporal, es el arte moderno. También
se habla del nuevo sexo, la penetración del cuerpo por maquinarias quirúrgicas,
que te incitan a cortarte para darte placer. Conceptos como los concursos de
belleza interior o los departamentos que tratan de impedir una “deshumanización”
del ser humano, no logran desarrollarse ni explicarse de manera deslumbrante.
En muchas ocasiones, las tomas gráficas, lo visual, forma parte de un segundo
plano, desplazados por una escena de dialogo, donde con discursos que rozan lo
aburrido, nos tratan de explicar, no muy ágilmente, todos estos nuevos
conceptos e ideas.
Con las
tramas que quiere abarcar, pasa algo similar. Nuestro protagonista es un artista
de performance, que tiene un nuevo órgano, no clasificado, y sin uso aparente,
que crece dentro de sí, el cual se lo extrae en cada show de performance. Esta peculiaridad
llamará el interés de muchas personas. De rebeldes que creen en una evolución
humana, donde se operan para ponerse nuevos órganos que les permitirá comer plástico.
El gobierno también estará detrás de Tenser, a quien lo usarán para como una
especie de espía. Además, que todo está relacionado con una aparente nueva
especie humana, del cual vendrá un elegido que tenga los nuevos órganos. Toda
estas tramas y subtramas son hiladas sin mucha astucia, sin sutileza y algo bastante
bruscas.
La
interpretación de la cinta puede ser muchas, desde una crítica al consumismo,
hasta una reflexión del cambio climático. Se puede leer de muchas formas, pero
no desarrolla completamente ni una.
Esta
película no es la más sangrienta ni la más impactante de Cronenberg, pero no creo
que eso sea un punto valido para restarle o sumarle a la cinta, pese a que el
propio Cronenberg la vendió como la más brutal.
Pese a creer
que esté lleno de monólogos largos que no logran hacer que la cinta sea tan
fluida, me gustaría mencionar los aspectos que me gustaron. La gran actuación
de Viggo Mortensen interpretando al enigmático Tenser, es muy disfrutable. Las apariciones
de Kristen Stewart logran robarse la escena en algunas ocasiones. También es muy
destacable la banda sonora, como las máquinas de cirugía, que están entre lo orgánico
y lo artificial.